El cuarto árbitro cumple funciones esenciales en cada partido: controla sustituciones, asiste al cuerpo arbitral y mantiene el orden fuera del campo. Conocé su papel según FIFA y AFA, y por qué su trabajo es más importante de lo que parece.
Un rol silencioso, pero fundamental
Cuando miramos un partido, la atención suele concentrarse en el árbitro principal o en los asistentes de línea. Sin embargo, detrás de ellos hay una figura que garantiza que todo funcione con precisión: el cuarto árbitro.
Según la Regla 6 de la IFAB, el cuarto árbitro es un asistente designado para apoyar al equipo arbitral en las cuestiones administrativas y de control. Su función es mantener el orden, coordinar los cambios, supervisar la conducta de los cuerpos técnicos y actuar como nexo entre el campo y las áreas externas del partido.
En otras palabras, es quien asegura que todo lo que rodea al juego —desde una sustitución hasta la conducta de los bancos— se mantenga dentro del reglamento.
Funciones principales del cuarto árbitro
La FIFA y la AFA definen una lista precisa de tareas que debe cumplir este oficial durante cada encuentro:
- Controlar las sustituciones de jugadores.
Es quien recibe la planilla del cambio, verifica el número, muestra el cartel electrónico y autoriza el ingreso cuando el árbitro lo indica. - Supervisar la conducta de los suplentes y cuerpos técnicos.
Debe advertir al árbitro principal si hay protestas, lenguaje inapropiado o comportamiento antideportivo en el banco. - Verificar el equipamiento de los jugadores que van a ingresar.
Controla que la vestimenta cumpla con las reglas (botines, espinilleras, camisetas). - Controlar el tiempo añadido y las señales del tablero.
Es quien manipula el tablero electrónico que indica los minutos de adición y los números de sustitución. - Apoyar en la revisión de incidentes disciplinarios.
Puede ayudar a identificar jugadores involucrados en una infracción cuando el árbitro principal no tiene visión directa. - Sustituir a un árbitro si es necesario.
En caso de lesión o incapacidad de alguno de los jueces, el cuarto árbitro está preparado para entrar en su lugar.
Aunque no participa activamente en el juego, su nivel de concentración debe ser igual al del árbitro central: cualquier error en una sustitución o una tarjeta puede generar una protesta formal o un fallo administrativo.
Comunicación y tecnología
Con la incorporación de sistemas de comunicación por radio y el VAR, el cuarto árbitro se volvió aún más relevante. Hoy, mantiene contacto constante con la cabina de videoarbitraje y el resto del cuerpo arbitral, facilitando decisiones rápidas y coordinadas.
Además, tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad y el orden en la zona técnica, colaborando con los delegados de la organización y con la policía del estadio si fuera necesario.
La IFAB destaca que este rol “permite al árbitro concentrarse en el juego mientras se mantiene el control de todos los elementos externos”. En torneos de alto nivel, incluso puede haber un quinto árbitro o un árbitro de reserva que cumple funciones similares.
El ejemplo en el fútbol argentino
En la Liga Profesional y en torneos organizados por la AFA, el cuarto árbitro se convirtió en una figura muy visible. Es habitual verlo de pie frente a los bancos de suplentes, observando cada movimiento y anotando en su planilla los cambios, advertencias y reclamos.
Su comunicación con el árbitro principal es constante, y en muchas ocasiones actúa como mediador entre entrenadores, capitanes y el cuerpo arbitral. Aunque su protagonismo no se note, su intervención evita conflictos y mantiene la organización del espectáculo.
Más que un asistente: un garante del orden
El cuarto árbitro representa la autoridad invisible que sostiene la estructura del partido. Sin su presencia, los detalles administrativos podrían generar caos: cambios mal realizados, suplentes que ingresan antes de tiempo o discusiones sin control.
Su trabajo combina disciplina, serenidad y conocimiento profundo del reglamento. Por eso, en cada encuentro profesional, es un elemento indispensable para que el fútbol se juegue bajo control y con justicia.
El cuarto árbitro no busca protagonismo, pero sin él el partido no podría desarrollarse con normalidad. Es el vínculo entre el reglamento, la organización y el respeto dentro y fuera del campo. Una figura silenciosa, pero esencial, que demuestra que el orden también es parte del juego.
Si querés seguir descubriendo cómo funcionan las reglas detrás del fútbol que ves cada fin de semana, no te pierdas las próximas notas de El Viejo Var, donde explicamos el juego desde adentro.
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